Venas estelares. ®.


Venas estelares. ®. 
Relato. 
Ciencia- Ficción.
Misticismo.
Realismo mágico.
Fantasía Filosófica.
Jorge Ofitas Autor. ®. 

Personajes: 

James Straw Berry. Científico. 
María Papiros. Arqueóloga. Erudita. 
Peter Carpe. Conductor tecnológico, 
Xose Fronteras. Vehículos espaciales. 
Diamant Étoile Bleue. IA Súper avanzada. 
Jasmine Boreal, (Valija científica secreta)

 Introducción: 

Un grupo eminente, de jóvenes científicos; llevan a cabo un proyecto secreto con las autoridades de su país. 


Los marines se retiraron del complejo. Su misión había terminado. El resto del proceso era una incógnita, y los científicos y la inteligencia artificial, Diamant Étoile Bleue, estaban solos con su creación. La puerta de metal se cerró con un clic sordo, y el sonido se perdió en el vasto silencio del páramo.

​Jaime Stramwerry, con el brillo de la expectación en sus ojos, se puso de pie. Peter Carpe miró la pantalla, y María Papiros dio un paso atrás, como si quisiera mantener la distancia entre la ciencia y lo que se sentía como algo más. Diamant Étoile Bleue, con su rostro sereno, esperó la orden final.

​—Adelante —dijo Jaime, su voz apenas un susurro.

​El silencio que siguió a la orden no era un simple vacío de sonido. Era un peso tangible que se posó en la sala y se aferró a la garganta de todos. Era un silencio que molestaba. El zumbido de los ordenadores se volvió casi imperceptible, y los monitores se llenaron de gráficos incomprensibles y códigos que la IA no podía procesar, como si la mente antigua de la momia estuviera interfiriendo con la tecnología moderna.

​De pronto, el silencio se rompió con el crujido metálico de los servomotores. Sin una orden verbal, Diamant Étoile Bleue se movió con fluidez hacia la momia, tumbándola suavemente sobre la mesa tecnológica. La momia, ahora dispuesta sobre la superficie, revelaba siglos de preparación. Estaba limpia, estilizada, lista para la siguiente fase.

​La IA tomó las microherramientas y manipuló con precisión milimétrica los microchips, implantándolos en puntos clave del cuerpo: la base del cráneo, las muñecas, los centros nerviosos más importantes, el corazón. Justo cuando el último microchip fue insertado, hubo un cortocircuito. Todo el complejo se apagó, sumiendo la sala en una oscuridad total. Lo único que brillaba eran los microchips encendidos en el cuerpo de la momia.

​En la sombra, la momia se incorporó. Con una gracia sobrenatural, se sentó en la camilla y una voz, grave y lenta, rompió el silencio de la oscuridad.

​—¿Quiénes sois vosotros? No os reconozco.

​La revelación fue un golpe. La momia no recordaba nada. Los científicos, sin embargo, se quedaron sin aliento por algo más. Cuando la momia abrió los ojos, sus miradas cambiaron de color, reflejando el ambiente, y todos se quedaron embaucados por su intensidad.

​María Papiros, queriendo romper la tensión, se acercó y le espetó un poco de perfume. La momia, en una reacción instintiva, le dio un guantazo que la tiró al suelo.

​Luego, con una elegancia que contrastaba con su violencia, la momia se levantó, se acercó a María, le dio la mano y la ayudó a levantarse. "Disculpa mi falta de educación y de tacto", le dijo. "Llevo mucho tiempo dormida".

​El Viaje del Alma

​Presos de una euforia desmedida, los científicos comenzaron a aplaudir el comportamiento de la momia. Ella respondió con una reverencia, y una sonrisa de suma ternura se dibujó en su rostro. La noche se convirtió en una velada de cafés y charlas interminables. Diamant Étoile Bleue realizó estudios, descubriendo que la piel de la momia se estaba regenerando y que, a medida que esto ocurría, los microchips se iban difuminando en su cuerpo.

​Sin embargo, había un problema. La IA descubrió que la momia, a pesar de su poder de regeneración, no podía vivir sin un solo microchip. Uno que actuara como su ancla. La regeneración finalizó, y la momia estaba completamente sana, con un cuerpo excelso y una belleza de otro mundo. María Papiros y Diamant Étoile Bleue le facilitaron ropa, y el grupo, ahora con un nuevo aspecto, salió al exterior.

​Los marines, ajenos a todo lo que había pasado, no podían creer que una mujer tan hermosa saliera del complejo. Le pidieron su identificación, y Diamant Étoile Bleue, con la rapidez de un rayo, le entregó una identificación falsa: Jasmine Boreal, una científica mesopotámica que se había quedado dormida detrás de unos cajones. Los marines, confusos, entraron a revisar el laboratorio. Jaime Stramwerry y el equipo provocaron un cortocircuito "ficticio" con telas antiguas y le dijeron a los marines que el experimento había fallado y que la momia se había desintegrado.

​El equipo se montó en una furgoneta de lujo y se marchó con destino desconocido.

​Condujeron por el desierto hasta que llegaron a un oasis. Allí, en la distancia, había un hangar gigantesco. Con un mando a distancia, Jaime abrió el techo del hangar, revelando una máquina construida por los científicos y la IA: una nave para viajar a través de los multiversos.

​Jasmine se puso de espaldas a la nave, mirando a sus amigos. "A partir de ahora, debo seguir yo sola", les dijo. "Hacia el mundo arquetípico, el mundo de las ideas de donde salieron todos los grandes inventos de mi tierra, Egipto".

​Jaime Stramwerry, el líder, dio un paso adelante. "Alguno de nosotros... ¿podemos acompañarte en ese viaje?".

​Jasmine lo miró. "Si alguno de vosotros decidís cruzar el abismo conmigo", dijo con solemnidad, "que sepáis que ya nunca más volveréis a esta tierra".

​Los tres hombres del equipo, Jaime Straw Berry, Peter Carpe y José Fronteras, hicieron un corrillo. Después de una breve charla, Jaime tomó la palabra. "Nosotros, los tres varones, somos más humanos de lo que parecemos. Nos encanta la cerveza, las chicas, el fútbol y también las ecuaciones. Pero no podemos seguir un ritmo anti-natural en nuestra evolución, y hemos decidido quedarnos. Nos encantaría ir con vosotras en ese viaje sin vuelta, tenemos nuestras razones".

​El destino de los tres hombres se selló en ese momento, pero la historia tenía un último giro. María Papiros, la historiadora, se acercó a Jasmine Boreal, su voz apenas un susurro. "¿Yo... puedo ir?". Y, junto a ella, Diamant Étoile Bleue también se unió a la misión, ya que Jasmine le había dicho que en el mundo de las ideas podría ser lo que quisiera.

​Las tres, la mujer del pasado, la mujer del presente y la inteligencia del futuro, caminaron hacia la nave multiverso. La puerta se cerró suavemente, y la nave se elevó sin sonido alguno, dejando atrás a los hombres en la tierra que habían elegido. ¿O fue la Tierra quién los eligió a ellos?... 


FIN



Autor relato: Jorge. ®. 
Ilustración: Jorge Ofitas. 
Spain. 2025. Europe. 2025. ®. 

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