El ajedrez más fácil que el parchís. ®.
De los muy cultos sabido es que la casualidad no existe pues está bien asumido que absolutamente todo lo que rodea nuestro mundo de materia está misteriosamente producido por la causalidad, es decir causa y efecto y vuelta a empezar. Hoy traigo un ejemplo didáctico a este artículo reflexión que os hará ver qué; lo que puede parecer práctico y sencillo es mucho más difícil de comprender si no casi imposible para la mente occidental.
¿Quién no conoce o ha jugado alguna vez al sapiencial juego del ajedrez? Propio es de grandes mentes y reyes antiguos practicarlo desde tiempos inmemoriales. El ajedrez es un juego de materia de estrategia pero absolutamente humano en nada tiene que ver el espíritu que mora en lo invisible con la posición de las fichas en el tablero y sin embargo no todos pueden o están capacitados para jugarlo y menos ganarlo. En este juego estratega depende de nuestra mente y lucidez razonadora el ganar o perder ninguna fuerza misteriosa maneja sus fichas lo hacemos nosotros mismos. Y por el otro lado tenemos el parchís un juego tan fácil de practicar que cualquiera puede practicarlo y vencerlo. ¿A qué sí?
A priori el ajedrez es un juego de personas dotadas y el parchís un juego de niños en el cual puede jugar desde un discapacitado/a, pasando por la abuela algo desmemoriada e incluso puede que hasta nuestra mascota amaestrada. ¿Verdad que sí? Esto no ocurre con el magnificente ajedrez. Sin embargo lo que intento deciros es que ganar al parchís es mucho más difícil que hacerlo al ajedrez, porque en el parchís la suerte la tienen los dados, lo que en Occidente llamamos suerte (al saber le llaman suerte). Traduzcamos esto ahora a nuestro laboratorio metafísico. Bien. Si cometemos un error al mover una ficha en el ajedrez la culpa será nuestra pero aquí nada interviene depende de nosotros, es pura materia, cuando tiramos los dados jugando al parchís depende de la suerte, es decir del espíritu invisible e intangible que mueve los vientos y ahora viene lo más difícil de entender para las mentes exclusivamente razonadoras y materialistas que dirán: - ¡Eso cómo va hacer! El ajedrez es un juego inteligente y el parchís juega cualquiera.
En principio parece así, pero no lo es. Porque para llegar el primero con tu ficha a la meta en el parchís tienes que sacar los mejores dados y esos no podemos manipularlos si no están trucados, así qué: ¿quién es capaz de ganar al parchís utilizando la inteligencia del ajedrez? Nadie puede. Si eres un campeón de ajedrez cualquiera puede ganarte al parchís pero puede ser que un simple jugador de parchís gane a un campeón de ajedrez. Veréis, un antiguo filósofo Andalus dijo qué: - “Los principios consagrados por el tiempo, las especulativas contemplaciones de toda una vida, de toda una generación, dependen de un sencillo vuelco de la suerte. Deben de haber aprendido a estas horas en la amarga escuela de la experiencia, que las ciencias y la razón pura experimentales tienen su límite, pues mientras haya en la naturaleza un solo misterio inexplicado es muy peligroso pronunciar la palabra imposible”.
¿Qué nos demuestra este sencillo ejemplo didáctico? Pues que simplemente no somos dominadores de nada. El ajedrez representa la materia razonadora y el parchís en este caso al espíritu invisible que gobierna la naturaleza. Se puede ser campeón de ajedrez y campeón de parchís pero un campeón de ajedrez no domina el parchís siendo este en apariencia un juego simple y sencillo apto para todos. En mi opinión lo simple es el ajedrez es sencillo, practicas, entrenas, aprendes y te haces campeón, en el parchís estas reglas nunca valen y jamás terminarás de entender qué o quién mueve la suerte de los dados. Así es que deductivamente para llegar vencedor al final de la vida va a depender más de nuestro espíritu que de nuestro pensamiento lo que es un serio motivo para replantearnos nuestra forma de vida.
El azar no existe es Karma y si por ejemplo cómo es muy común en nuestra sociedad actual alguien manipula los juegos de azar para hacer negocio o dicho de otra manera manipulamos los dados para ganar al parchís esto es magia negra y la mal llamada suerte se volverá contra nosotros. Al ajedrez no se pueden hacer trampas es un juego de estrategia es una competición, la competición es humana, el espíritu no compite solo fluye, emana, trastoca todo lo que invisiblemente toca pero nada ni nadie de este mundo puede conocer de dónde procede y mucho menos sondear su profundidad, los dioses deben ser unos excelentes jugadores de parchís y por supuesto campeones de ajedrez. Nuestra vista es finita.
Esto nos demuestra que el mundo materialista está basado en un sistema de aprendizaje y memorización erróneos que no da para mucho y que está muy bien para entrenar la mente y quizá progresar en nuestro universo materialista acuciador pero no sirve absolutamente para nada a la hora de conquistar el espíritu interior, nuestro propio mundo, nuestra casilla de colores, nuestra meta de amores, nuestro destino. El Universo y sus estrellas…
El ajedrez es cerebro el parchís es Karma, espíritu insondable., el ajedrez es materia orgánica, el parchís es metafísica; sin embargo todos pueden jugar a él y ganar. En el parchís te hará falta algo más que la inteligencia razonadora para ganar la partida necesitarás lo que llaman suerte para que los dados volanderos te hagan llegar primero a la meta. Es posible que un campeón de ajedrez se siente con un niño y le gane al parchís pero nunca se podrá determinar desde el punto de vista de la razón porque los dados dan una puntuación alta o baja o vaya usted a saber. Podemos especular sobre el parchís pero no podemos adivinar qué ocurrirá en la próxima partida. Por ejemplo el parchís es como la bolsa de valores, hemos convertido nuestro futuro en un juego y sin embargo el mercado debería parecerse más al ajedrez, si cometes un fallo lo pagas, pero no es así. ¿Quién gobierna la bolsa y sus valores? ¿El espíritu o la materia? Es solo un ejemplo.
Queremos que los dados del espíritu salgan a nuestro antojo y estos amigos míos es algo así cómo pretender navegar por las estrellas con una nave de agüilla. El mundo humano comienza siendo una partida de ajedrez para terminar siendo una de parchís donde al final pasa cómo en un juego ¿Es la vida un juego? ¿Es la vida una partida de ajedrez? Aquí está el fallo, en el momento que elegimos estamos fracasando porque la vida es ambas cosas, ajedrez y parchís, materia y espíritu ambos inseparables. Juega al ajedrez es bueno, juega al parchís es emocionante pero no te aferres, no nos equivocamos al percibir nos equivocamos al aferrarnos, lo bueno es que aún tras tantos y tantos siglos de errores y malas glorias podemos remendarlo. Si queridos amigos y lectores, ganar al ajedrez es mucho más sencillo y simple que hacerlo al parchís que es fácil. Quién tenga orejas sintonice quién posea espíritu sincronice. ¿A quién le toca ahora? Besos, abrazos y susurros tiernos.
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